Sigiloso y tranquilo se veía el habitante entre la vida y la muerte que yacía despavorido aplastando hormigas en una calurosa noche de verano ¡Maniaco! ¡Descontrolado! ¡Sin Sentido! ... ¡Que Locura!
Todo se veía como magia negra en aquel lugar, infestado de patrañas de pueblerinos causantes de los desborde de ríos y destructores de aquellas grandes cosechas. El hombre incierto caminaba en busca de aquella razón…
Al día siguiente todo era paz en el pueblo, cantar de los pájaros y cacareo de gallinas al amanecer. William mira por su ventana, se levanta de su cama, mira sus botas sucias y comienza en su mente una confusión interminable desmayándose para terminar en el suelo. Al cabo de unos minutos despierta aturdido, se levanta y lustra sus botas como si nada huyendo fuera de su casa con un dolor en su cabeza desesperante. Es aquí cuando todo comienza. ¿William?, que sucede, ¿Acaso tan mal esta todo? Dice su mente….
El Maestro.
Puedo hacer que la tierra se detenga en su curso, hice las cosas más remotas, puedo cambiar el curso de la naturaleza. Puedo ubicarme en cualquier lugar del espacio y el tiempo. Puedo convocar a los muertos. Puedo percibir sucesos de otros mundos, en lo más profundo y oculto de mi mente, y en la mente de los demás. Yo puedo. Yo soy. "James Douglas Morrison"
"Que procure ser valido el argumento en aquellas mazmorras de quienes visitan su consciente, que procure ser verdad la estupidez imperante en los ojos del deudor, pues no existe el mirar a la bestia… tan solo así yo sabría que esto es un holocausto al razonamiento… tan solo lo se, es algo por lo cual luchar."